El concepto de «campeón local» es muy importante dentro de LEADER. Y es que la iniciativa para crear una asociación de GAL suele partir normalmente de una persona —o de un grupo de personas— con la credibilidad, la capacidad y el apoyo público necesarios a escala local. Presidentes o líderes de diversas organizaciones del tercer sector o de organismos representativos (por ejemplo, asociaciones de desarrollo rural u organizaciones comerciales), empresarios y agricultores son ejemplos típicos de iniciadores o promotores del sector privado. En cuanto al sector público, son los alcaldes, los funcionarios municipales, los cargos políticos locales y los directores de escuela quienes han solido asumir la iniciativa. El proceso requiere normalmente de al menos una persona comprometida y entusiasta al inicio, que sea capaz luego de motivar y movilizar a los demás. Por lo general, dicha persona suele convertirse también en el primer presidente o presidenta del GAL.
A fin de conseguir una amplia aceptación pública, es importante que participen todos los grupos de interés posibles desde el mismo inicio. Es posible que los GAL tengan que cumplir con un proceso de registro legal en una fase temprana de su formación si así lo requiere la legislación nacional. Los GAL suelen adoptar la forma jurídica típica de organización sin ánimo de lucro, que también permite a cualquier persona que viva en el territorio asociarse libremente. Los estatutos (cualquiera que sea su forma jurídica) deberán definir las bases de la estructura del GAL, su tamaño y composición, y los del consejo de administración, los órganos decisorios y la asamblea general, así como los procedimientos asociados de toma de decisiones.
La primera iniciativa para la creación de un GAL suele ser a menudo de tipo descendente: puede llegar al territorio, en efecto, en la forma de una convocatoria de propuestas de una autoridad central o regional, o bien como un proyecto de desarrollo de capacidades dirigido por un grupo de expertos contratados. Reviste una importancia crucial que los actores locales se adhieran a la iniciativa en esta fase y muestren un profundo compromiso. Una de las razones más frecuentes para el fracaso de un GAL es que no se haya conseguido integrarlo adecuadamente dentro de la comunidad, y que acabe convirtiéndose, por tanto, en un pequeño círculo cerrado, dirigido a menudo por asesores.
El proceso de consulta y diseño de una estrategia de desarrollo local suele empezar inmediatamente después de la creación de la nueva asociación (más tarde se podrá establecer cualquier estructura jurídica formal para el GAL). Ello brinda a las partes interesadas de la asociación la oportunidad de conocerse mejor unas a otras y de aprender a trabajar juntas en pos de un objetivo común. Generar confianza entre los socios es uno de los pilares esenciales del enfoque LEADER, y es algo por tanto sobre lo que se debe trabajar y conservar.
Los artículos 32-34 del Reglamento de disposiciones comunes (RDC) de la UE nº 1303/2013 establecen los requisitos básicos comunes para los GAL y el desarrollo local participativo (CLLD, por sus siglas en inglés), mientras que los artículos 42-44 del Reglamento de desarrollo rural de la UE nº 1305/2013 añaden disposiciones específicas adicionales para los GAL LEADER. He aquí algunos de los principales criterios y funciones comunes:
La zona operativa del GAL debe ser una zona específica subregional con una población normalmente entre los 10 000 y los 150 000 habitantes. Estos elementos deberán definirse en la estrategia de desarrollo local del GAL. La zona del GAL no tiene que ceñirse necesariamente a las fronteras administrativas: cualquier zona puede pertenecer a un solo GAL LEADER pero solaparse con otro GAL en el marco de un fondo diferente como, por ejemplo, un GAL de pesca, siempre que ambas estrategias de desarrollo local sean complementarias y no entren en competición entre sí.
La estrategia de desarrollo local deberá incluir una descripción de las disposiciones o medidas de gestión y seguimiento de la estrategia, en la que se demuestre la capacidad del GAL para ejecutarla.
Las autoridades de gestión tienen la responsabilidad de garantizar que el GAL, o bien seleccione a un socio dentro del grupo como socio principal para las cuestiones administrativas y financieras, o bien se asocie en el marco de una estructura común legalmente constituida.
El desarrollo local participativo debe ser dirigido por grupos de acción local compuestos de representantes de intereses socioeconómicos públicos y privados a escala local, y dentro del cual, a nivel de la toma de decisiones, ninguna autoridad pública —según la definición que de la misma se haga en las normas nacionales—, ni ningún grupo de interés represente más del 49 % de los derechos de voto.
El GAL debe indicar en sus estatutos y en su estrategia cómo se organizará a nivel interno y cómo adquirirá las suficientes competencias económicas y administrativas requeridas para administrar fondos públicos.
Los Estados miembros definen las funciones tanto de los GAL como de las autoridades responsables de las tareas de implementación relacionadas con la estrategia de desarrollo local. He aquí algunas de las tareas que competen a los GAL:
Grupo de enfoque 1: el punto de contacto de la REDR facilitó la creación de cuatro Grupos de enfoque durante el período 2007-2013, que se centraron en diferentes aspectos relacionados con la implementación del enfoque LEADER. El Grupo de enfoque 1 analizó la implementación del enfoque ascendente.
Los principales componentes de un GAL típico son su composición, los órganos decisorios y los miembros de su equipo profesional. El alcance y la naturaleza de estos componentes varía de un GAL a otro, y está condicionado a menudo por el tamaño del presupuesto del GAL.
La participación en el GAL está abierta normalmente a individuos y representantes de organizaciones y empresas que vivan y/o trabajen dentro de las fronteras del GAL. Pueden convertirse en miembros tanto individuos privados como organizaciones locales públicas o privadas. Los miembros son el recurso más importante para el funcionamiento de los GAL. Algunos de estos fijan una pequeña cuota para los socios a fin de recabar fondos privados y reforzar el compromiso de los miembros con el trabajo del GAL. Las buenas prácticas sugieren que los GAL deberían llevar a cabo un ejercicio de inventario para garantizar que la composición de su asociación sea ampliamente representativa e inclusiva, e integre a socios locales clave que puedan contribuir a su trabajo.
Siempre que los GAL cumplan con las consideraciones legales de cada Estado miembro en cuestión, podrán organizarse libremente a nivel interno, de acuerdo con sus estatutos. Algunos GAL operan como una asociación relativamente pequeña en la que todos los miembros participan activamente en el trabajo y en la toma de decisiones, mientras que otros poseen una estructura de gobernanza más compleja que puede estar compuesta, por ejemplo, de un comité ejecutivo o consejo, una asamblea general y subcomités específicos.
Cuando un GAL disponga de una asamblea general, es común que todos los miembros del GAL sean invitados a reunirse una o dos veces al año. La asamblea general suele encargarse de seleccionar al consejo y a su presidente entre los miembros de GAL. Este proceso de selección deberá respetar normalmente el principio de asociación público-privado, así como los de inclusión social, por ejemplo, en lo que se refiere a igualdad territorial, de género y de edad. Las asambleas generales pueden tener otras competencias formales definidas en los estatutos, como aprobar cada año los informes anuales, las cuentas y los estados financieros. También puede tener la potestad de cambiar los estatutos del GAL. La composición de la asamblea general debe reflejar lo establecido en el Reglamento de disposiciones comunes (RDC), en el sentido de que no más del 49 % de los socios de ninguno de los órganos decisorios puede proceder de un único grupo de interés.
El consejo del GAL puede estar compuesto por todos los socios del GAL, o bien ser un subconjunto de los mismos; en cualquiera de los casos deberá contar con un presidente electo. El consejo asume la toma diaria de decisiones del GAL y supervisa sus actividades y sus funciones legales y financieras. La composición del consejo suele estar definida en los estatutos: normalmente estará compuesto por entre 10 y 20 miembros y se reunirá mensual o bimensualmente. La composición de este órgano deberá reflejar igualmente lo establecido en el RDC, en el sentido de que no más del 49 % de los socios de cualquier órgano decisorio podrá proceder de un único grupo de interés, incluido el sector público en su conjunto. Los miembros del consejo suelen firmar una declaración de confidencialidad respecto a toda la información que obtengan a través de su puesto, por ejemplo, en lo que se refiere a las solicitudes de proyectos. Como activistas y residentes locales que son, los miembros del consejo pueden enfrentarse a veces a una situación de «conflicto de interés», por lo que deberá instaurarse un sólido procedimiento de conflicto de interés en el que se especifique cuándo no podrán participar en una decisión del GAL los miembros del consejo.
La asamblea general o el consejo del GAL pueden designar subcomités o grupos de expertos para que lleven a cabo tareas específicas tanto a corto plazo como de manera continua. Este tipo de subgrupos puede preparar y evaluar el material que se presentará ante el consejo como apoyo para la toma de decisiones. Ejemplos típicos de subcomités son los dedicados a la evaluación y supervisión de proyectos y a la cooperación; en estos subcomités las cuestiones se pueden debatir y preparar con mayor profundidad que en el consejo.
El GAL/consejo contrata al personal del GAL, que podrá ser empleado por uno de los socios, a menudo el «socio principal administrativo y financiero». La contratación deberá hacerse en el marco del presupuesto de gestión y animación del GAL, que puede alcanzar un máximo del 25 % del gasto global de fondos públicos del GAL. Como los presupuestos y las tareas de gestión y animación de los GAL varían enormemente de un caso a otro, también lo hará el nivel de dotación de personal, que puede ir desde menos de un puesto de trabajo equivalente a tiempo completo, hasta cinco o más. Estas son algunas de las funciones típicas del personal del GAL: gerente o responsable, asesor de proyectos, animador, consultor empresarial, coordinador transnacional o auxiliar administrativo.
Aunque un miembro del personal del GAL pueda realizar las tareas de contabilidad, lo más normal es que esta función se externalice o se ubique dentro del equipo del «socio principal administrativo y financiero». El contable desempeña un papel clave para garantizar el éxito de la gestión del GAL y para elaborar los informes financieros junto con los auditores financieros. Los auditores pueden proporcionar igualmente asesoramiento administrativo y financiero durante todo el año, no solo a la hora de auditar las cuentas.
Una vez dirigidas y supervisadas las fases de elaboración y aprobación de la estrategia de desarrollo local, la siguiente función principal de los miembros del GAL o de su consejo es evaluar, priorizar y seleccionar las solicitudes de proyectos que vendrán a implementar la estrategia. El proceso de toma de decisiones debe respetar los procedimientos propios del GAL y los especificados en el RDC. El consejo cuenta igualmente con muchas otras funciones. Los miembros deberán ser unos interlocutores expertos en el trabajo de animación del GAL y en el asesoramiento a los solicitantes de proyectos. Los miembros del consejo podrán ser también ellos mismos solicitantes y ejecutantes de proyectos, pero siempre respetando los procedimientos de conflicto de interés del GAL. A fin de mantener al día sus conocimientos, la autoridad de gestión o la red rural nacional (RRN) podrán organizar sesiones de formación para ellos a escala nacional o regional.
El gerente o responsable del GAL, junto con otros miembros del personal y los posibles subcomités, pueden ayudar a que la idea inicial de un solicitante se convierta en un plan de proyecto y en una solicitud viable de financiación. El gerente y el equipo del GAL suelen revisar las solicitudes de proyectos en función de los criterios de selección de la estrategia, utilizando para ello el mecanismo de evaluación específico del GAL. El gerente es el encargado de presentar los proyectos ante el consejo.
El papel del gerente es vital para apoyar los procesos de preparación y selección de proyectos, así como para ayudar o supervisar a otros miembros del personal del GAL y las tareas realizadas por ellos, como actividades relacionadas con el asesoramiento, la animación, los pagos, la administración, la cooperación y el seguimiento y la evaluación. El gerente suele poner voz y rostro al GAL en la comunicación, y participa en las actividades de cooperación y trabajo en red.
En los Estados miembros en los que los GAL sean responsables tanto de la selección y aprobación de proyectos como de los pagos, estas dos tareas habrán de ser asignadas por separado a dos miembros diferentes del personal.